Melania Trump y el vestido de novia que todos querían firmar
Hace 15 años, diseñadores de medio mundo se peleaban por vestir a la mujer del que a día de hoy es Presidente de los Estados Unidos de América: Melania Knauss, una ex modelo eslovena, con clase, elegancia y un multibillonario a sus espaldas dispuesto a pagar lo que hiciera falta para complacer todos sus deseos estilísticos. Ahora, con el magnate estadounidense en el Despacho Oval, el mundo de la moda trata de boicotear a la mujer del Presidente negándose a vestirla.
A pesar de ello, Melania sigue consiguiendo dar de qué hablar. Y no sólo con las prendas que luce en cada una de sus apariciones, sino con otras que llevó hace más de una década. En concreto, su vestido de novia.
Para un día tan especial, Melania Trump no podía llevar cualquier cosa. La modelo encargó un vestido al entonces director creativo de Christian Dior, John Galliano, que es una absoluta maravilla. Confeccionado en seda de color marfil, con cientos de pliegues, más de 1.000 joyas bordadas y una cola de cuatro metros de largo, Dior creó un vestido absolutamente perfecto en aproximadamente 550 horas de trabajo; pesaba 23 kilos y tenía un precio que rozaba casi los 200.000 dólares.
El vestido de Dior pesaba 23 kilos y estaba valorado en 200.000 dólares. / Vogue USA
El vestido despertó tal interés y admiración en el mundo, que llegó a oculpar las portadas de las revistas de moda más importantes. La estadounidense de Vogue, llegó incluso a dedicarle un reportaje de 14 páginas a todo color.
11 años después de que Melania Knauss diera el ‘sí, quiero’ a Donald Trump, su vestido sigue considerándose como uno de los diseños nupciales más espectaculares de la historia. Aunque éste era un diseño exclusivo y hecho a medida por la maison francesa para la modelo, Melania ha vestido en otras ocasiones de blanco y ha causado, como era de esperar, un gran revuelo.
El vestido con mangas de farol firmado por Roksanda Ilincic se agotó en pocas horas. / Gtres
Hablamos del vestido blanco firmado por Roksanda Ilincic que la eslovena lució durante la campaña republicana de su esposo. Un vestido con mangas de farol y corte midi que no sólo era un vestido de novia y le sentaba como un guante, sino que además, consiguió que portales de la talla de Net-à-Porter, donde se vendía a un precio de casi 3.000 dólares, colgasen el cartel de sold-out apenas una horas después de que ella lo luciera.